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Sala 2 – Giotto y el Siglo XIII

Hall 2 with Majesties

Esta grande e importante sala es crucial para entender la revolución ocurrida en los esquemas figurativos tradicionales de la Toscana y la pintura Italiana a finales del siglo XIII.

La mayor parte de obras de arte exhibidas muestran todavía una influencia del arte Bizantino: cuerpos bidimensionales, altamente estilizados de contornos nítidos.

Tres son las obras maestras de mayor importancia que se puede admirar: tres temperas colosales en paneles de madera llamados Maestà (representaciones de la Virgen María en el trono con el niño y los ángeles). Sus autores son tres maestros de la pintura italiana del siglo XIII: Duccio de Buoninsegna, Cimbaue y Giotto.

En esa época Duccio era el representante más importante de la pintura de Siena, centrándose en la importancia del color y la decoración sobre el dibujo. Su Maestà también llamada Madonna Rucellai fue pintada en 1285. La Virgen sentada en el trono con incrustaciones maravillosas y su rostro, enigmático como el de un icono bizantino, es suavizado por la insinuación de una leve sonrisa. Decoraciones típicas de Siena son visibles en el bordo dorado del vestido de la Virgen María.

Cimbaue es considerado el último artista Italiano influenciado por el arte Bizantino. En su tempera sobre madera conocida como Maestà de Santa Trinita dibujada entre el 1280 y el 1290, algo cambió. El trono de amplia base donde se encuentran los cuatro profetas y una poderosa Virgen descansando su pie en el escalón superior del trono, dan paso a la experimentación espacial por el que su aprendiz Giotto será famoso.

La Maestà de Duccio de Buoninsegna y de Cimbaue son obras  grandiosas pero todavía relacionadas a la estética bizantina todavía rígida y estereotipada.

Giotto es el verdadero creador de la pintura moderna. El fue el que abrió el camino para llegar más tarde al Renacimiento. Su Madonna, o Maestà di Ognissanti pintada alrededor del 1310, es completamente diferente a la de Duccio o Cimbaue. La Virgen sentada en el trono da espacio y forma, creando volumenes y profundidad en el dibujo, rindiendo el espacio más creíble, los cuerpos parecen más sólidos y las expresiones faciales más humanas. Las personas son seres humanos, con cuerpo y alma y viven en un espacio real: viven en este mundo.

Estos tres grandes retablos de madera nos iluminan sobre la historia del arte italiano a fines del siglo XII y XIII.

Sala completamente renovada y abierta en la Primavera del 2015 como parte del proyecto «New Uffizi».

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